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​LAS PALABRAS TIENEN SU NIDO EN LO INVISIBLE

“Los poetas somos las abejas de lo invisible” Rainer María Rilke Yo lo llamo San Giovanny. He vivido 20 años en Roma y puedo permitírmelo. Lo conocí en Medellín. Las aguas claras del río Tocaimo y unos traguitos de ron de Caldas me daban fuerzas para cantar vallenatos en un autobús, y él era un joven tímido que me observaba en silencio, tal vez estupefacto. Muchos años después, sin pelotón de fusilamiento, me invitó a conocer Pereira y a participar en el Festival Luna de Locos que él y un grupo de benditos locos organizan. Y en Pereira, como cada vez que me invitan a Colombia, fui feliz. Sin puntos ni comas, sin prisas ni pausas, Giovanny desgrana en Lo invisible su rosario de oraciones incompletas, de canciones descalzas, de cielos prometidos, de semillas sencillas que aspiran a crecer en quien las lea. Son palabras que quieren ser pájaros, poemas migratorios que quieren llegar lejos de quien los dijo. Bandadas de palabras que se posan un instante en la página para tomar aliento antes de proseguir su vuelo en busca de la voz lejana que las diga. Son palabras que rezan una sed que la lluvia no moja. Palabras que son ángeles de la guarda, dulce compañía, que nos protegen cuando nos pronuncian. Palabras que son ojos extrañando las lágrimas, palabras que decían montañas, que movían montañas como la fe que buscan.Versos volando en busca de una voz que los acoja, de un lápiz que los subraye: Un lápiz con la punta rota escribiendo a nadie Algo se queda sin decir cuando hablamos de nosotros ¿Quién huele nuestra ropa al despertar? Palabras que se deshacen como papel mojado en el charco de los días Las palabras hablan siempre, igual que las personas, de sí mismas. Digan lo que digan. Hablen de lo que hablen. Las palabras tienen su nido en lo invisible. Se unen para crear canciones descalzas, semillas sencillas, poemas desnudos, ligeros de equipaje como se fue Machado. Así nos lo aconseja San Giovanny al final de su libro invisible: No descolgar las ropas para entender que debemos irnos. Dejarlas donde están sin nosotros porque ya nos hemos ido. Juan Vicente Piqueras. Argel, África. Noviembre de 2014

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